Medida de larga duración
Siempre se comienza realizando una medida de larga duración acreditada durante al menos dos meses. Si el informe de resultados indica altas concentraciones de radón, se prosigue al paso 2.
Lo primero que debes hacer para obtener la concentración de radón en tu hogar, es realizar una medida de larga duración acreditada y homologada con detectores de radón. Si existen altas concentraciones, se debe hacer una inspección y luego un saneamiento de radón.
Si eres dueño de una vivienda y quieres asegurar la eficacia de un remedio de radón, deberás realizar monitorizaciones continuas de la concentración de radón después de la acción de remedio. Esto se hace instalando un medidor de radón digital conectado a una base de datos en la nube. Al medir las variaciones de concentración de radón en el tiempo, podrás evaluar si las acciones adoptadas funcionan. Así, podrás controlar la concentración de radón luego de adoptadas las medidas.
Por seguridad deberás también realizar un seguimiento de las acciones adoptadas mediante medidas acreditadas y homologadas del promedio anual. Lo anterior es importante, tanto por razones de salud como en caso de querer vender la vivienda, y también es un requisito para solicitar subsidio para saneamiento de radón.
Si cuentas con tiempo limitado (por ejemplo, en caso de una compra o venta de vivienda), puedes realizar lo que se denomina medida de corta duración. Este tipo de medida dura entre siete y diez días. Sin embargo, el resultado debe ser considerado como una indicación y no como un valor de medida preciso.
En la corteza del planeta Tierra existen varias sustancias radioactivas formadas al crearse este. De estas, existen tres isótopos que son de particular interés desde el punto de vista radiológico: 232Th, 235U y 238U. Un denominador común para estas sustancias es que tienen un periodo de vida prolongado y que durante su cadena de desintegración se convierten en el gas noble radón. Debido a que los gases nobles son reticentes a reaccionar con otras sustancias, el radón se puede dispersar desde el suelo a los espacios interiores.
El radón es radioactivo y durante su desintegración genera descendientes. Éstos están cargados de iones que tienden a reaccionar y adherirse a partículas de polvo y aerosoles (pequeñas partículas). Los descendientes del radón son también radioactivos y emiten radiación alfa durante su desintegración. Los descendientes del radón libres que existen en el ambiente son particularmente dañinos debido a que tienden a adherirse a las vías respiratorias y los pulmones.
La radiación alfa emitida al interior del cuerpo es dañina y puede provocar daños en el tejido, lo cual a su vez puede conducir al cáncer de pulmón. La Organización Mundial de la Salud estima que la cantidad de casos de cáncer causados por exposición a gas radón asciende a aproximadamente 230 mil al año.
El 219Rn se denomina «actinón» y consiste en un isótopo de radón formado durante la cadena de desintegración de uranio-235. No se encuentra en interiores debido a que su periodo de desintegración es de solamente cuatro segundos. Simplemente, no alcanza a transportarse cómo gas noble desde el suelo hacia el interior antes de desintegrarse a polonio-215.
El 222Rn procede del 238U y es el isótopo al cual nos referimos más comúnmente al hablar y trabajar con radón. Su periodo de desintegración es de casi cuatro días (3,8 días) y por ende el gas tiene suficiente tiempo para esparcirse a espacios interiores. Por tanto, en ciertas concentraciones puede suponer un riesgo a la salud de las personas que permanecen en el espacio interior en cuestión. El 222Rn se desintegra a 218Po, que es un emisor alfa con una energía varios MeV.